Los desafíos de salud mental se han transformado en una cuestión prioritaria en la conversación colectiva durante los recientes años, principalmente impulsados por la dolorosa vivencia de la pandemia. En una era de particular florecimiento de innovaciones tecnológicas, la separación digital comienza a perfilarse como una alternativa para potenciar el equilibrio psicológico, especialmente considerando las excesivas horas de uso con el celular que acumulamos diariamente.
– Más de un tercio de la población enfrenta desafíos mentales –
En España, los cuadros depresivos aparecen en el 4,1% de los habitantes, manifestándose casi tres veces más frecuentemente en mujeres (una proporción de 58,5 por cada 1.000 mujeres) que en varones (23,3 por cada 1.000), según documenta Cruz Roja.
Con estas estadísticas, la información confirma que la salud mental ha evolucionado hacia un asunto fundamental. En territorio español más de un tercio de los ciudadanos experimenta afectaciones: un 17% manifiesta sufrir depresión, mientras que un 16% batalla con ansiedad, fobia o estrés postraumático, conforme a la información del Estudio Internacional sobre Salud y Bienestar Mental del Grupo Axa elaborado con el Colegio de Psicólogos de España.
El estrés alcanza proporciones aún mayores. El 62% de los españoles experimenta bastante tensión, el 68% enfrentó obstáculos para calmarse en la semana previa, el 67% se percibía desanimado y melancólico, y el 36% estuvo próximo a experimentar pánico.
La salud mental se ve principalmente impactada por el padecimiento psicológico (34%), una situación económica complicada (28%) y el distanciamiento social (25%).
Aunque las investigaciones todavía no son definitivas, la tensión y el distanciamiento social o soledad involuntaria parecen vincularse con el aumento de horas de uso con el celular, que se ha intensificado paralelamente a los malestares psicológicos en los años recientes.
– Emerge la corriente de desintoxicación tecnológica –
En este panorama, parece que va adquiriendo relevancia lo que se denomina detox digital o tecnológico, una desvinculación o disminución deliberada y voluntaria del empleo de dispositivos digitales, como los teléfonos inteligentes, las tabletas o las plataformas sociales.
La meta tiene mucha relación con mejorar la calidad vital, reducir la tensión y elevar el bienestar general.
Bajo esta premisa están surgiendo iniciativas que transforman en privilegios hábitos tan ordinarios como la lectura: sin dispositivo móvil, sin interrupciones, con atención y compartiendo la experiencia.

Miguel Ángel Cayuela identificó el problema y encontró una respuesta hace algunos años, cuando estableció en España Un Remanso, un proyecto con una idea tan básica como innovadora: disfrutar un fin de semana en un encantador alojamiento de la España despoblada para olvidarse del móvil y sumergirse en la lectura.
Pero leer de manera consciente. Todas las personas hospedadas simultáneamente leen el mismo libro y comparten sus impresiones con los demás asistentes y también con los creadores de la obra, que intercambian con ellos tertulias y reflexiones durante dos jornadas.
“Es una propuesta simple, invitamos a las personas a que se detengan, a que frenen, y que puedan disfrutar un fin de semana descansando, durmiendo, comiendo, leyendo, sobre todo leyendo, y manteniendo conversaciones en círculo con el propio autor que nos acompaña”, relata Cayuela.
La iniciativa emergió durante un retiro de yoga en Mallorca, donde a la vivencia personal se unieron los recuerdos de la pandemia, todavía reciente, en la que muchas personas abrazaron la lectura y otras actividades manuales.
Los retiros iniciaron a finales de 2023 y se inauguraron con la participación de un grande de la literatura, Antonio Muñoz Molina. A partir de ese momento todo fluyó naturalmente. En 2024 se realizaron ocho retiros y para este año ya están en marcha otros cinco encuentros.
– La desconexión mediante dispositivos básicos –
La tendencia hacia la desconexión no solo proviene de actividades más ‘analógicas’ que no siempre están disponibles para todos, sino también de otros gestos, como el retorno de los ‘teléfonos básicos’, esos dispositivos que parecían destinados al olvido tras la irrupción de los smartphones.
En España, estos aparatos, que únicamente sirven para llamar y enviar y recibir mensajes, han regresado a los hogares y se han convertido en una alternativa para el 12,2% de la juventud, según recopila el ‘Estudio Generación SPCial sobre hábitos de desconexión digital de los jóvenes españoles’ de SPC.
En colaboración con Jorge Flores, fundador de Pantallas Amigas y todo un especialista en lo relacionado con un uso seguro y saludable de la tecnología, especialmente vinculado con los menores y los jóvenes, el estudio se enfoca en la tendencia a ir disminuyendo el tiempo dedicado a los aparatos para ganar contacto con la vida analógica y bienestar psicológico.
Así, después de años en los que incrementaban progresivamente las horas de uso con el celular y todo tipo de pantallas, ahora más de la mitad de los jóvenes españoles considera eliminar sus perfiles sociales, mientras que el 12,7% ya ha abandonado permanentemente sus redes.
Entre los encuestados, el 75,5% se ha propuesto seriamente utilizar menos el teléfono móvil, el 56,5% ha considerado la desintoxicación digital, mientras que el 38% optaría por eliminar las aplicaciones de redes sociales.
– Tecnología excesiva versus equilibrio mental –
Lo cierto es que los estudios cada vez señalan más que un uso desmedido de los dispositivos electrónicos conlleva consecuencias adversas para la salud mental.
Se apunta principalmente al aislamiento social y a la ansiedad y el estrés. En el primer caso, las horas de uso con el celular y otras pantallas van en detrimento de la interacción presencial con otras personas, lo que puede afectar negativamente y contribuir a desarrollar sentimientos de soledad y depresión.
Además, ese acceso constante, con notificaciones, con sensación de perderse eventos si se aparta la mirada, incrementa la tensión. La conexión perpetua dificulta la relajación y puede tener impactos incluso en la calidad del descanso nocturno.
Esas repercusiones se observan claramente en los jóvenes y adolescentes. Según un estudio, en España nueve de cada diez personas entre los 15 y los 19 años poseen su propio smartphone, que utilizan durante un promedio de siete horas diarias: casi una jornada laboral completa. De hecho, la gestión del uso de pantallas es el primer problema para la convivencia familiar para el 47% de las familias.

Este uso intensivo ocasiona que el 70% utilice el dispositivo mientras está con amigos y que el 45% experimente dificultades para desconectarse.
Desde Pantallas Amigas se advierte también de los riesgos del uso excesivo de la tecnología para la salud, destacando que puede generar problemas de visión; afectaciones físicas, como dolor de espalda o cervical; adicciones; o problemas neurológicos.
Por su parte, la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME) concluye que “el uso inadecuado de las pantallas puede producir un impacto psicológico negativo, provocando alteraciones en el comportamiento, en el estado anímico y pudiendo conducir a la aparición de sintomatología como: aislamiento, impulsividad, culpabilidad, deterioro de la relación paterno-filial y disminución del rendimiento académico”.
Conectando todas las piezas, parece que ha llegado el momento de comenzar a desconectarse, ya sea para disfrutar a un autor preferido o simplemente para conversar y reducir las horas de uso con el celular en nuestra vida cotidiana.
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