Anthony Williams, de 32 años, descrito por las autoridades como «Black British» (negro británico) y residente en Peterborough, comparece este lunes ante un tribunal de la localidad inglesa de Peterborough acusado de once intentos de asesinato, dos delitos de posesión de arma blanca … y uno de lesiones con daño corporal real.
La Fiscalía de la Corona sostiene que Williams protagonizó dos agresiones con cuchillo en menos de un día: la primera en la madrugada del pasado sábado, en una estación del este de Londres, y la segunda horas después, durante el ataque a bordo de un tren en Cambridgeshire que dejó diez personas heridas. La Policía no considera que los hechos tengan «motivación terrorista» y mantiene abiertas varias líneas de investigación, entre ellas una evaluación sobre la salud mental del acusado.
El primer episodio, del que se ha informado este lunes, se produjo en torno a las 00.46 del sábado en la estación de Pontoon Dock, en la red Docklands Light Railway (DLR), donde, según la Policía de Transporte británica, un pasajero sufrió heridas en la cara después de ser atacado con un cuchillo.
El agresor logró huir del lugar antes de la llegada de los agentes, pero las grabaciones de circuito cerrado de televisión y los testimonios de testigos permitieron posteriormente vincular este suceso con Williams, que fue detenido la tarde del mismo día en Cambridgeshire, tras el segundo ataque, que ocurrió hacia las 19.39 del sábado en un tren de alta velocidad de la compañía London North Eastern Railway (LNER), que viajaba de Doncaster a King’s Cross, en Londres.
Poco después de la salida de Peterborough, el acusado habría comenzado a agredir a los pasajeros con un cuchillo, lo que provocó el pánico entre los viajeros. Entre las víctimas figura un trabajador ferroviario que intentó detenerlo y que, según confirmaron fuentes médicas, continúa hospitalizado en estado crítico. El tren fue desviado hasta la estación de Huntingdon, donde agentes armados detuvieron al sospechoso.
El subjefe de la Policía de Transporte, Stuart Cundy, describió la actuación del trabajador como «heroica» y apuntó que «sin duda, salvó vidas», mientras que la responsable de Transporte, Heidi Alexander, declaró que «hay personas que hoy están vivas gracias» a él, y confirmó que el trabajador sigue en cuidados intensivos. «Se interpuso deliberadamente entre el atacante y los pasajeros», añadió Cundy, al presentar los primeros resultados de la investigación. Alexander señaló que «aún hay muchas preguntas que deben ser respondidas».
Tras los ataques, el Gobierno ordenó un refuerzo de la presencia policial en las principales estaciones de Londres, como King’s Cross y St Pancras International, donde este lunes se observaban agentes armados y perros rastreadores en los accesos.
La Fiscalía de la Corona precisó en un comunicado que los once cargos de intento de asesinato corresponden a los dos ataques atribuidos al acusado: diez por los hechos ocurridos en el tren y uno por el ataque previo en Pontoon Dock. Además, se le imputan dos delitos de posesión de arma blanca y otro de lesiones con «daño corporal real», este último relacionado con una agresión a un agente en dependencias policiales después de su detención.
La jefa de turno de la Fiscalía, Tracy Easton, explicó que «la decisión de presentar cargos se adoptó tras revisar un gran volumen de pruebas, incluidos registros de CCTV y testimonios de testigos», y añadió que «los cargos se mantendrán bajo revisión a medida que avance el caso».
Un ex jefe de la Policía de Transporte, Andy Trotter, señaló en declaraciones a la prensa local que «el suceso fue manejado de manera eficaz por el maquinista, el personal ferroviario y los servicios de emergencia», y pidió «una revisión más amplia de la seguridad en trenes y estaciones, así como de la dotación de agentes en la red».
El Gobierno, por su parte, insiste en que el sistema ferroviario británico sigue siendo un entorno de baja criminalidad, y Heidi Alexander afirmó que las medidas de seguridad se revisarán «de manera proporcionada» y descartó la instalación de controles tipo aeropuerto por considerarlos impracticables en una red que mueve millones de pasajeros cada día.





