‘Es ahora o nunca’. Una pancarta enorme con esa leyenda y un lazo amarillo, el símbolo de la campaña para liberar a los rehenes de Hamás, se desplegó en la manifestación multitudinaria de este sábado en Tel Aviv. Esa imagen la utilizó después … Donald Trump en su red social como una forma de presión -una más- para impulsar su plan de paz entre Israel y Hamás. Un mensaje desde Washington a las delegaciones de Israel y Hamás que ya están en Egipto para negociar el desarrollo del plan del presidente de EE.UU., entre el optimismo de unos y la cautela de otros, entre la probabilidad de que se alcancen objetivos iniciales como la liberación de los rehenes y las dudas sobre un acuerdo de largo recorrido para la paz y la estabilidad en la región.
«Las negociaciones ya están en marcha, desde hace un par de días», dijo Trump este domingo por la mañana. «Todo avanza muy bien, hay muy buenas reuniones», celebró por la tarde.
Este optimismo forma parte del ‘modus operandi’ de Trump. El presidente de EE.UU. anuncia acuerdos antes de que se cierren, exagera la satisfacción de las partes con el plan o hace alusiones cuestionables -«va a haber paz en Oriente Próximo por primera vez en 3.000 años- para condicionar a los negociadores. Y, de forma paralela, presiona a los actores con amenazas y advertencias.
Cautela de Marco Rubio
«Estoy pidiendo a todos que actúen con rapidez», dijo poco antes en un mensaje en su red social. «El tiempo aquí es clave o habrá un baño de sangre descomunal, algo que nadie quiere ver», alertó en un mensaje dedicado a los negociadores de Hamás.
Entre el optimismo y las presiones de Trump, el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, optó por la cautela sobre los resultados. Preguntado este domingo en la cadena NBC si las negociaciones suponen el final de la guerra, el secretario de Estado respondió: «Bueno, todavía no. Hay trabajo que queda por hacer».
Rubio dejó claro que las expectativas son diferentes para dos fases diferentes del acuerdo. En la primera, la que tiene que ver con la liberación de los rehenes y el repliegue del ejército de Israel de Gaza, hay más optimismo. El plan de Trump incluye la liberación de los rehenes en manos de Hamás -se cree que son 48, 20 de ellos todavía vivos- y la entrega de cientos de prisioneros palestinos en manos de Israel. Las negociaciones técnicas -«están ocurriendo ahora mismo», dijo- tienen que ver con el calendario para dar esos pasos, que va de la mano del repliegue, para lo que ya hay elaborados mapas provisionales de salida progresiva de los militares israelíes en la Franja.
Es seguro que habrá desacuerdos entre Israel y Hamás sobre qué prisioneros palestinos se incluyen en la lista de liberados o sobre las líneas y el calendario del repliegue militar. Pero se espera que los equipos negociadores acerquen posturas. Por parte de Israel, la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu, confirmó este domingo que el líder de su delegación será Ron Dermer, que fue embajador en EE.UU, y que ha liderado las negociaciones de liberación de rehenes desde febrero. Por parte de Hamás, el negociador jefe es Khalil al-Hayya, uno de los líderes del grupo terrorista que Israel trató de matar en un ataque en territorio de Qatar, un episodio que enfureció a Trump y aceleró el proceso para forzar a israelíes y palestinos al actual proceso. Según el propio presidente de EE.UU. esa primera fase «debería completarse esta semana».
Segunda fase, más compleja
La segunda fase es más compleja y tiene que ver con la transición de una Gaza controlada por Hamás a una Gaza con un Gobierno tecnocrático palestino con apoyo de países árabes y de EE.UU. Un futuro en el que Hamás, que controla la Franja desde hace más de una década, no puede tener futuro y para el que tiene que entregar las armas.
«No se puede organizar una estructura gubernamental en Gaza sin Hamás en tres días», reconoció Rubio. «Eso lleva tiempo».
Pero no es solo un problema de tiempo. El proceso completo tiene muchas posibilidades de descarrilar. Por un lado, por las disensiones en el seno de Hamás, donde a muchas de sus unidades, tras años de guerra contra Israel, les costará dejar las armas. Pero también por la fractura que el proceso puede provocar en el Gobierno de Netanyahu: dos de sus ministros, Benzalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, han amenazado con romper el Gobierno si no se acaba con Hamás tras la liberación de los rehenes.
Además de con su optimismo, Trump opera con las amenazas. «Destrucción total», aseguró a CNN, es lo que espera a Hamás si, en el proceso de transición gubernamental, decide no ceder su poder en Gaza.